Llevar un diario:
Siempre me ha parecido importante lo de llevar un diario de entrenamiento. Aunque nunca he sido capaz de hacerlo bien del todo porque se me olvida el cuaderno en casa y no me apunto al final las horas en las que como, las cantidades o el qué... Además para llevarlo al gimnasio es, si se me permite la palabra, un coñazo. Con el sudor y demás... ¿quién lleva el diario al gimnasio?
Bueno... Pues a partir de ahora yo. Usaré una libreta separada, más pequeña, para apuntar los pesos que levanto y las series que hago... y luego pasarlo a lo que sería el diario de verdad. Así si se ensucia o estropea no me importa... e irá de la mesa a la mochila de deporte y de ahí a la mesa... sin que haya posibilidad de olvidárseme.
Llevar un horario:
A ser porsible lo más fijo posible. Sí. Eso es lo que necesita no sólo mi cuerpo sino mi mente. Como el que tiene matemáticas a segunda hora en un colegio y no le queda otra que hacerlo sí o sí. Aunque no le apetezca porque es lo que hay.
A golpe de trompeta, a las 6.00 en pie en plan régimen militar. Es lo que siempre me ha gustado y funcionado. No pensar demasiado, sólo saltar de la cama y comenzar.
Hacer todo lo que tenga que hacer antes de ir a trabajar... como hacer cinco ciclos de saludo al Sol, una tabla de abdominales y si me apetece, salir a correr en plan "vamos a darle energía al día"... ducharme e irme a la oficina me suenan en mi cabeza maravillosamente bien. Ahora solo faltaría hacer que eso sonara así de bien por las mañanas ;)
Volver de trabajar, y no pensármelo mucho e ir al gimnasio también debería ser una prioridad. Realmente el día me da de sobra para hacer todo. Y qué queréis que os diga... cuánto más ocupada, menos tiempo para pensar en cosas negativas y malas...
:D ¿decidido? Pues ea, que así sea.
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